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lunes, 14 de septiembre de 2015

MATIZACIONES SOBRE EL TOREO.

MATIZACIONES SOBRE EL TOREO.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
En el toreo, para triunfar, siempre se ha tomado como axioma el de que: “Hay que pensar sólo y exclusivamente en el TORO”.
Y algo de cierto debe haber puesto que, cuando un torero vive las veinticuatro horas del día para éste bello animal que es el lienzo de su arte, aunque se esté durante mucho tiempo en el dique seco, al llegarle la oportunidad suele aprovecharla  y comienza a escalar peldaños en la difícil escalera del éxito taurino.
Por el contrario; cuando ese mismo torero entra en los escalones de la escalera triunfal y tras ser tentado por los seudópodos de intereses partidistas de los eventos organizados bien por sus mentores, empresas o medios televisivos poderosos, se hace más conocido, pero de inmediato los triunfos pierden continuidad por aquello de que: “no se puede estar en misa y repicando” lo que traducido a la realidad es que: “no se puede ser protagonista de un evento ( aunque sea taurino) unas horas antes de ejercer su oficio en la plaza, ya que los toros captan, debido a su instinto animal, cuando el torero está falto de concentración y se crecen en su misión de no facilitarle la labor".
Y hago esta matización porque me duele que toreros emergentes  (con lo que han tenido que sufrir para adquirir esta calificación) se dejen manipular, recibiendo  segundos en televisión, por personajes que ocupan puestos de privilegio en medios de comunicación taurina y traten de promocionar a los familiares más cercanos, importándoles “un pimiento” que el torero con sus fracasos pierda caché y posiblemente continuidad en la contratación por sus mentores.
Aquí cada uno va a lo suyo  de manera descarada, en esta España  convulsa y sin entidad donde el dinero prima por encima de cualquier obligación moral y laboral.
Si un personaje se pliega a los mandatos dictatoriales de su jefe, es muy posible que medre alcanzando un puesto relevante en la empresa que acabará colocando a su parentela.
Otro punto importante es el protagonizado por aquellos toreros que en su afán de alcanzar la escalera del éxito taurino se “arriman como perros” todas las tardes hasta que atropellando la razón acaban con un cornalón y en el dique seco dejando los contratos en manos de otros emergentes que también se arriman lo suyo y llevan el morbo de la tragedia a los tendidos.
Y finalmente están esos toreros que están atorados de tanto toro como han matado en la temporada y como no vean que el astado es toda una “perita en dulce” tiran por la calle de en medio y dejan a sus partidarios con la miel en los labios en espera de que llegue el año próximo para poder verles en la feria de su localidad.
Total que entre unas cosas y otras, el aficionado nos vamos quedando poco a poco con los toreros de siempre que no dicen nada pero que, como jornaleros de esto, torean tarde tras tarde
Al final de la temporada todos tan contentos, unos; porque han creído cumplir sus objetivos. Otros porque; se saben acreedores a seguir siendo contratados en el momento que se recuperen de sus heridas que para ellos son medallas de valor reconocido. Y otros; porque siguen en la pomada, indemnes, con más dinero que es lo que, como dijimos con anterioridad, prima en este materializado mundo.