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jueves, 20 de marzo de 2014

NUESTRAS APRECIACIONES DE LA FERIA TAURINA FALLAS 2014.



NUESTRAS `APRECIACIONES DE LA FERIA TAURINA FALLAS 2014.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Finalizó la feria taurina Fallas de Valencia del presente año. Por haber tenido que dedicar mi tiempo a otras actividades más importantes que el mantenimiento de este blog, no he podido subir las crónicas de las corridas. ¡Les prometo que lo iré haciendo poco a poco cuando mis otras obligaciones me lo permitan, pues son muchos seguidores que se ponen en contacto conmigo y me animan a que refleje estas amplias y pormenorizadas crónicas al considerar que serán de interés cuando pasado el tiempo alguien quiera saber como se desarrolló una determinada corrida de toros.

Hoy no dispongo de mucho tiempo por ello me voy a limitar a expresar mis apreciaciones sobre esta interesante feria taurina que Valencia, de la mano del empresario Simón Casas, nos ha ofrecido y que se ha podido seguir a través de Canal + Toros.

En conjunto me ha parecido una feria brillante, no sólo porque se han ofrecido TRES NOVILLADAS interesantes, sino porque ha habido triunfos importantes que son los que marcan al baremo de un ciclo taurino.

Finalmente la empresa quiso tirar la casa por la ventana ofreciendo una sensacional corrida de ocho toros con cuatro figurones del escalafón taurino que hubo de ser retocado (también con acierto y éxito) a consecuencia de la cornada sufrida por el incombustible Enrique Ponce al que de todo corazón deseamos una recuperación perfecta y pronta para que nos permita poder seguir disfrutando de su arte.

Respecto al tema ganadero, los toros y novillos han estado en cotas más que aceptables para las exigencias de una plaza de primera, pues salvo una corrida de toros, que estará en el mente de todos los aficionados, el resto han tenido trapío aceptable.

Quizá el único borrón, que de ninguna manera es imputable a la empresa, haya sido la disparidad de criterio entre los dos presidentes de palco, que han dado la sensación de haber bebido su ciencia taurómaca en fuentes distintas y haber basado su criterio de concesión de trofeos no en el REGLAMENTO COMÚN Y ÚNICO sino en alguno de los autonómicos que tanto se prodigan.

Los criterios de apreciación de lo realizado en el ruedo por los toreros, ha sido tan distinta en estos jueces de palco que, el salir por la puerta grande de la plaza de la calle Xátiva dependía de la suerte de quien como tribunal calificador juzgara la faena. Un poco lo que nos pasaba de estudiantes en los exámenes y que calificaba a los catedráticos de buenos o malos, suaves o duros, razonables o imposibles.

Cuando un servidor de ustedes ejercía las funciones de veterinario taurino en las distintas plazas de la Comunidad de Castilla León, tanto los profesionales veterinarios o como los presidentes de las corridas de toros, realizaban anualmente unas Jornadas de Unanimidad de Criterios con la finalidad de que el examinado en el ruedo contara con igualdad de oportunidades en todas las plazas de la Comunidad Autónoma.

Cierto es que siempre había algún que otro disidente, sin que nos explicáramos la razón de su separación de lo establecido por reglamento. Pero lo ocurrido en Valencia, con solamente dos personas que actúan en la misma plaza, es INCOMPRENSIBLE. Su no ajustarse a reglamento ha privado de la salida por la puerta grande a más de un coletudo y eso molesta no solo al interesado, sino también al aficionado y al espectador a quienes se les han cercenado sus derechos como artífices de las funciones que desempeñan en la plaza como verdaderos sustentadores de la Fiesta.

El primer trofeo lo concede el público con su petición mayoritaria, aunque posiblemente el presidente díscolo de Valencia base la no concesión del primer trofeo en que matiza demasiado, es decir “hila excesivamente fino” el párrafo nº 7 del Artículo 33 del CAPITULO II titulado De los espectadores y de sus derechos y obligaciones que textualmente dice: “Los espectadores mediante su exteriorización tradicional, podrán instar la concesión de trofeos a que se hubieran hecho acreedores los espadas al finalizar su actuación”  y también es posible que,"rizando el rizo", se apoye en el párrafo nº 2 del Artículo 82 del CAPÍTULO IV titulado Del último tercio de la lidia que textualmente dice: “Los premios o trofeos serán concedido de la siguiente forma: los saludos y la vuelta al ruedo los realiza el espada atendiendo, por si mismo, a los deseos del público que así lo manifieste con sus aplausos. La concesión de una oreja se realizará por el Presidente que tendrá en cuenta la petición del público, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos los tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada”.

Visto lo visto caben dos posibilidades: que el presidente díscolo sea un perfecto interprete del reglamento taurino como parece colegirse de la importancia dada a la suerte suprema o que pase del reglamento y haga valer su condición de Presidente y se tome al pie de la letra en sus funciones como funcionario, el Artículo 37 del CAPÍTULO III titulado De la Presidencia de los espectáculos especificado así:

“El Presidente es la autoridad que dirige el espectáculo y garantiza el normal desarrollo del mismo y su ordenada secuencia, exigiendo el cumplimiento exacto de las disposiciones en en la materia, proponiendo en su caso a la Administración competente la incoación de expediente sancionador por las infracciones que se cometan” y luego “haga de su capa un sayo” en la concesión de trofeos de manera dictatorial convirtiéndose en juez único.

En Valencia la actitud de un Presidente influyó en la forma de transcurrir de algunas corridas al desmotivar tanto al espada, que cambió su quehacer del lado del cabreo totalmente incompatible con la creación de arte que es en definitiva la esencia de la corrida de toros; cómo en el público que llegó a inhibirse en la petición de  trofeos al ver que de nada serviría su petición.