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domingo, 13 de enero de 2013

SEGUNDA CORRIDA DE LA FERIA TAURINA SAN MATEO 1981 EN VALLADOLID.

SEGUNDA CORRIDA DE LA FERIA TAURINA SAN MATEO 1981 EN VALLADOLID.
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.
Estamos en el lunes 21 de septiembre del año 1981. En Valladolid llueve de manera persistente. El ruedo de la plaza de toros del Paseo de Zorrilla está muy mojado. Cuando empieza la corrida la plaza está casi llena. Los paraguas abiertos tiñen casi de negro los tendidos, mientras los espectadores de las gradas bajas y altas están tan ricamente cobijados de la lluvia.
Cuando entrábamos en la plaza nos encontramos con Navalón que venía de Madrid a donde hacía un calor asfixiante. A nuestras palabras de ¡Buena corrida hoy! Contestó: ¡No será buena con Palomo en los carteles! Dedujimos que Palomo Linares no es santo de su devoción. Como tampoco debe de serlo el director de la revista “Aplausos”, Salvador Pascual del que estaba contando a unos amigos comunes una anécdota no precisamente halagüeña.
El primer toro perteneciente al hierro del ganadero sevillano Ramón Sánchez, con un peso de 483 kilos, es un bóvido dotado de una embestida larga, suave y con bondad. Palomo Linares (rosa y plata) lo recibe con una larga cambiada a la que siguen unas buenas verónicas, luego, en medio de una lluvia pertinaz Palomo no supo darle ni los terrenos ni la distancia adecuada y su faena esperanzadora se fue diluyendo como azucarillo en medio del agua que caía en abundancia y que dificultaba la lidia. Algunos pases limpios en medio de una faena anodina.
Mata de una estocada tendida y descabello. Cuando el toro es arrastrado, cesa la lluvia. Palomo recibe un silencio que posiblemente duela más que una bronca.
En su segundo enemigo, un toro con 500 kilos de peso, Palomo estuvo más desangelado aún, llegando a desesperar a este buen público vallisoletano que ha aguantado los trapazos y desarmes del de Linares. Palomo impotente llega incluso a aburrir al toro que se va a las tablas.
Mata de media estocada tendida precedida de de pinchazo. División de opiniones.
Francisco Rivera “Paquirri” (corinto y oro) en su primero un toro de Ramón Sánchez con 455 kilos. No quiso verlo con el capote limitándose a pararlo para poder llevarlo al caballo de picar. Con la muleta estuvo como sin ganas y torpe en grado sumo, sin lograr un pase meritorio. Muchos pases sin quietud, tanto con el capote como con la muleta, que el público vio.
Mato de pinchazo sin soltar y estocada atravesada. Pitos
En su segundo un toro con el hierro de Antonio Pérez con 490 kilos estuvo vulgar y sin ganas cuando de siempre “Paquirri” ha sido un torero peleón. Tampoco en éste acertó con la espada que de siempre ha sido su fuerte.
Mato de pinchazo media y descabello y saludó desde el tercio.
Luis Francisco Esplá (rosa y oro) en su primero con 448 kilos de nombre “Ramillete” fue un toro de bravura excepcional y con gran clase con el que el de Alicante estuvo muy por debajo de él. El torero se limitó a dar muchos derechazos sin intentar probar la izquierda después de intentar poner banderillas que cayeron donde Dios quiso.
Mató de una estocada atravesada y descabello y el público le concedió la oreja después de que el toro fuera arrastrado en medio de los aplausos de la concurrencia.
En su segundo un toro con 473 kilos, bravo y con muchos pies, se estrelló de salida contra el burladero. Tras pararlo de capote, no sin apuros, lo llevó al caballo donde lo masacraron por lo que salió de la suerte de varas para el arrastre. Pases al redondo y muchos adornos a un toro que se agotó pronto.
Mató de dos pinchazos, media y descabello. Aplausos.
En cuanto a los toros decir que fue una corrida terciada, astifina y bonita de lámina. El tercero fue un toro de bravura extraordinaria. El primero fue noble y suave. El cuarto noblote y flojo. El sexto bravo pero con escasas fuerzas. El de Antonio Pérez tenía bonita lámina pero su embestida fue corta aunque noble.
Es muy posible que el estado del ruedo influyera en el comportamiento y desacierto de los toreros.