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martes, 20 de abril de 2010

ANÁLISIS DE LOS TOREROS DE SEVILLA EN LA FERIA DE ABRIL 2010.

Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Comenzaré por decir que para escribir de toros y tener cierta credibilidad, lo primero que hay que hacer es ser objetivo en las apreciaciones y no dejarse llevar por favoritismos toreros.
He leído las crónicas de la corrida de Jandilla escritas por los críticos taurinos: Santiago Sánchez Traver, Juan Carlos Gil, Ignacio de Cossío, Patricia Navarro, Juan Miguel Núñez, Zabala de la Serna, Carlos Crivell y Andrés Amorós.
Solamente uno se aproxima a mi relato, es Andrés Amorós que curiosamente es más escritor que crítico y por ello analiza lo que objetivamente ve. El resto dan su versión. La cual me parece de perlas, puesto que yo, lo he dicho mil veces, no soy crítico taurino. ¡No me considero capacitado para juzgar la labor de un hombre que se pone delante de una fiera! Sí, me considero capaz de narrar lo que ocurre en el ruedo porque para ello me sirvo de un magnetofón en el que voy grabando puntualmente lo que va sucediendo. ¡Y eso es precisamente lo que escribo!
¿Que Sevilla posee una pléyade de buenos toreros?...¡Es innegable!
Y de ella destacan entre todos los demás tres nombres que, en el momento que se fue Curro Romero, estaban abocados a ocupar su trono, si bien deberían hacer méritos suficientes.
Manuel Jesús “El Cid” ocupó, tras los triunfos en esta plaza, Madrid y Bilbao, ese puesto, pero de una manera efímera.
Posteriormente fue “Morante de la Puebla” el preferente del público de Sevilla.
Y finalmente, a raíz de la temporada pasada, el puesto preferencial pasó a ocuparlo el joven matador de Gerena, Daniel Luque.
Pero ocurre que en los momentos actuales, Sevilla sigue buscando su referente torero, si bien sus preferencias están de momento, del lado del torero de la Puebla por aquello que su torero artístico es el más acorde con los cánones de la denominada escuela sevillana.
La presente feria del 2010 finalizada para Morante con un 2-0 en el marcador y casi para “El Cid”, también con un 2-0. Ha sido otro tremendo fracaso, semejante al de la temporada anterior, de los dos figurones sevillanos, quedándonos únicamente Daniel Luque pendiente del compromiso de esta tarde frente a los Torrealtas y del mano a mano con Pereda frente a los de Fuente Ymbro. ¿Qué ocurrirá?...
Manuel Jesús “El Cid” lleva tiempo sin encontrarse. ¡No anda afinado! ¡Se le han desajustados las teclas del toque preciso en el momento adecuado que tanto fijaba las embestidas de los toros!
¡Está indeciso porque su “cuarto de kilo” le está jugando la mala pasada de la indecisión en el momento puntual! Y así los toros pesan demasiado, pues ya se sabe que: “cuando no puedes al toro, éste se viene arriba y te deja fuera de sitio”. El público de Sevilla en estos momentos no está con él. ¿Remontará, en la que le queda por lidiar, el diestro de Salteras? Esa es la pregunta del millón.
José Antonio “Morante de la Puebla” sigue apoyado por el público sevillano como lo demostró en el día de ayer al pedirle una oreja después de pelearse con un toro sobrero que no pertenecía a ganadería de sus preferencias.
Un toro que no tenía culpa de no pertenecer al hierro de Jandilla, Juan Pedro o Núñez del Cuvillo, pero que era de la misma sangre sangre tras cruces, Juan Pedro Domecq + Fuente Ymbro. Un toro con bravura áspera y primitiva, por eso conservaba su instinto de saber lo que se dejaba atrás en cada lance o muletazo, pero que a decir verdad no dio un hachazo ni tornillazo tratando de arrancar la cabeza del torero.
Era un toro cuya “caja de cambios” no era automática sino de las convencionales y este tipo de conducción solamente lo medio-dominan los “toreros fajadores” por aquello de tener que medirse tarde tras tarde con estos ¾ de casta que son los que les van curtiendo en la profesión si bien casi nunca llegan a alcanzar puestos de “podiúm taurino”.
Cuando sale uno de estos toros, muy alejados de los denominados de “fórmula 1” que son los de encaste 4/4 y seleccionados acorde con parámetros de bondad infinita rayana en la tontuna, los toreros artistas se las “ven y se las desean” para dominarlos, mientras sus partidarios le sobrevaloran lo realizado por tratarse de un toro “contraestilo” y naturalmente carente de lo necesario para que su ídolo triunfe.
Eso fue lo que ocurrió ayer en la Maestranza con ese toro de la ganadería de Javier Molina, número 39. “Flamenco”, 511 kilos que sustituyó al devuelto “Dicharacho”, número 81 de Jandilla por claudicación en la extremidad posterior izquierda que solo debió ver el presidente de la corrida. Era un toro ligerito, cariavacado con el trapío más que justito para Sevilla y que escarbó casi de salida en los medios donde se emplaza.
Morante se fue a por él para pelearse de capote y que se paró cuando José Antonio trató de rematar con la media verónica.
Seguidamente el toro apretó más de la cuenta y Morante perdió el capote y hubo de tomar precipitadamente el burladero mientras el debutante Cayetano le hacía un verdadero quite.
En varas, Cristóbal Cruz lo pica muy trasero y como no le quita la puya de la herida el toro aprieta y aprieta a arreones, sin que el peón “Lili” logre sacarlo del caballo.
Un toro que no tiene afectividad por el capote que le ofrece Morante quien con dos capotazos lo lleva a la segunda y reglamentaria entrada donde Cristóbal Cruz lo masacra tratando de que sea devuelto, pero el presidente, no pica el anzuelo, y cambia el tercio.
Morante comienza su faena doblándose con el toro en ocho muletazos por ambos pitones, muy cerrado en tablas, por lo que el toro lo aprieta, lo pone en apuros, le raja la muleta, y sus banderilleros han de salir en auxilio del matador.
Un toro muy mirón que sabe lo que se deja atrás al que Morante le roba cuatro redondos sin ajuste alguno.
Nuevo robo de tres redondos que remata con el pase de pecho sobre la mano derecha.
Le vuelve a robar cuatro redondos. Es desarmado en el quinto.
Cuatro redondos que remata con una trincherilla que pone al público en pie.
¡Una trinchera! levanta a la Sevilla taurina y hace sonar la música! ¡Inaudito pero absolutamente cierto!
Lo intenta con la mano izquierda y logra unos naturales despegados que llevan el clamor a los tendidos.
Recibe un aviso a los 11,39 segundos de faena de muleta.
Pinchazo arriba. El público le aplaude para estimularlo. Un pinchazo hondo que está muy agarrado. Capoteo de los subalternos. Morante pide el estoque de descabellar y acierta al primer golpe.
Aparecen pañuelos en los tendidos, pero el presidente no concede la oreja.
Las palmas hacen que Morante salga al tercio a saludar en medio de la bronca al presidente por no conceder la oreja al diestro preferencial de Sevilla.
Les he narrado la faena completa para que ustedes juzguen.
El mérito de Morante: ¡Fajarse con un toro no propicio al lucimiento! Claro que era el último cartucho de su participación en esta feria abrileña donde había fracasado al igual que otros tantos.
¿Estuvo Morante por encima de sus compañeros de terna? Sinceramente creo que no, pero habrá, como en botica, opiniones para todos los gustos.