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viernes, 21 de noviembre de 2008

CONSECUENCIAS INMEDIATAS DEL NUEVO REGLAMENTO TAURINO DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA VASCA...???
Por LUIS ALONSO HERNÁNDEZ. Veterinario y escritor.

Una vez más, está el mundo taurino en ¡Pie de Guerra! a causa del Proyecto de Reglamento Taurino por parte de la Comunidad Autónoma Vasca, aunque al final, una vez más, la "sangre no llegará al río".

Creo sinceramente que “se han sacado las cosas de contexto” puesto que la finalidad del Reglamento es aumentar las medidas de seguridad y garantías en la celebración de espectáculos taurinos.
¿Qué es si no legislar en el sentido de que “los menores de 16 años no puedan participar en espectáculos taurinos salvo si acuden como público y acompañados de un adulto”?
Sencillamente no se les permite participar en encierros, vaquillas, probadillas y demás espectáculos taurinos donde hay riesgo de peligro grave, por más que los animales de estos eventos sean vaquillas que a pesar de ello tienen un elevado grado de peligrosidad, dejada hasta el momento a criterio del informe del veterinario que se convierte en chivo expiatorio. Estos animales son capaces de producir la muerte de cualquier humano con un simple rabotazo. ¿Es normal ese padre señalado de la foto con el chiquillo en medio del ruedo?
Juventud e inconsciencia suelen ir ligadas, de ahí que quien esto escribe opine que se debería reforzar la medida con la regulación del horario de funcionamiento de las Peñas (en la Comunidad de Castilla y León están en "ebullición permanente" durante todo el ciclo ferial) con el consiguiente acumulo de falta de sueño reparador y de tasa alcohólica en la sangre de los peñistas. En estas condiciones…???


Respecto al reforzamiento de la figura del Presidente del espectáculo en el sentido de ser más duro con el “afeitado” y en el sentido que "los reconocimientos del ganado bravo sean más exhaustivos y precisos", debería ser motivo de alegría por parte de todos los que luchan por una Fiesta más auténtica.

Perfecto en cuanto hacer responsables de la integridad de las reses tanto al ganadero como al empresario, pues era una “laguna jurídica” sin resolver que, hasta cierto punto, eximía de responsabilidades.

La “regulación de la afluencia del personal al callejón” está dentro de las mismas medidas de seguridad y al público en general esta medida debería parecerle “de perlas”. Naturalmente quienes no estarán de acuerdo serán los que tengan intereses creados en los festejos, es decir: empresarios, toreros y políticos.

Por ello la empresa tilda al Proyecto de “excesivamente reglamentista” término que no llegamos a entender del todo puesto que nuestra idea de un Reglamento es que es: ni más ni menos un reglamento, es decir: “el encargado de plasmar sobre papel la regulación del espectáculo a que se refiera”, el cual nunca se podrá tildar de “muy presidencialista” cuando precisamente el Presidente de una corrida de toros es el único presidente en funciones de todas las presidencias y naturalmente ha de mandar lo necesario para acabar con tantos desmanes por parte de todos.

Tildan también al proyecto de “puntillismo exagerado” olvidando que el reglamento regula y ha de hacerlo hasta en el más mínimo detalle, de ahí que se ocupe desde quien ha de “ocupar los burladeros” hasta del “peso de los petos” pasando por el de los “caballos”.
Si examinamos con rigor el desenvolvimiento de una corrida de toros, encontramos multitud de despropósitos. Veamos algunos:
¿Qué pintan en el callejón (aunque estén, a veces, refugiados en los burladeros de dentro) los apoderados, veterinarios, médicos, autoridades, amigos de la empresa, cámaras de la televisión, entrevistadores, fotógrafos, periodistas etc, etc?.

Y...cuando "andan zascandileando" por el callejón entrevistando al apoderado, madre o hermano del diestro actuante, cuando no enytrevistan al propio Presidente del festejo.¡Vergonzante!.
Todos ellos pueden ocupar perfectamente las barreras y contrabarreras del tendido y allí, aparte de no estorbar a quienes intervienen de manera activa en la lidia, estarían muchísimo más seguros ante cualquier incidencia.
No nos parece bien que dejen fuera de ocupar burladeros a los apoderados pues es una clara discriminación con el resto de los ocupantes. ¡O todos o ninguno!

¿Que el “peso de los petos” ha de estar reglamentado? ¡Faltaría más! pues de no hacerlo los 25 kilos pasarían en un “plís plas” a 250 kilos a base de acumular suciedad y remiendos, en detrimento del toro. Lo mismo que el “peso de los caballos” reglamentado en todos los reglamentos anteriores y en el último por raza, aunque siguen empleándose los traccionadores (percherones y ardeneses) en vez de los de raza española preconizados.
Es más, para mí se han quedado cortos regulando, pues nada dicen de la regulación de el “peso de los picadores” y “estado físico”. Perfectamente incluida la “prueba de aptitud de monta” de estos profesionales en las tres facetas contempladas, puesto que haciendo la suerte de picar bien se quita el "herir suceptibilidades" a los asistentes.

Perfecto en cuanto al examen médico de matador lesionado previamente a la celebración del espectáculo, pues un ente enfermo no puede rendir al 100%, lo que supone un fraude para quien paga una entrada.

Lo que no debe hacer este Proyecto es ceder a la impugnación anunciada por parte de los afectados ya que de hacerlo caería en los mismos errores del aprobado pionero de los reglamentos como fue el Andaluz, donde el “descafeinamiento ha llegado a su máxima esencia”, propiciado por los medios mediáticos afines a la Comunidad Autonómica, en una cosa tan seria como debe ser una corrida de toros y que ya denunciamos en su día pronosticando que los “ríos iban a estar revueltos” cuando cada Comunidad redactará y sancionara su propio reglamento con sus peculiaridades propias de tradiciones y carácter .

Ahora, tras la mala experiencia aportada, se trata de volver nuevamente a los ancestros con un Reglamento Unificado para toda la Nación Española, que, eso sí, ha de ser gestado por gente del mundo del toro que conozca perfectamente la problemática de cada parcela, pero que no tenga intereses creados en el tema.

Y en cuanto a los “señoritos toreros”, “figurones del escalafón” que se dejen de tanta reivindicación y toreen con vergüenza torera como hacían sus colegas antiguos, quienes desdeñaban los toros pequeños y faltos de peligro para enfrentarse a las corridas duras de verdad y con riesgo, para demostrar su valor y hombría.







¡Matadores de toros!, maten toros de verdad con una suerte suprema digna y déjense de enfrentarse al Reglamento que hasta el momento no les ha eximido de cobrar sus emolumentos cuando no cumplen (en demasiadas ocasiones) con su obligación.
Si en las plazas de toros el elemento toro, principal protagonista de la Fiesta, es un toro de verdad capaz de llevar emoción por el riesgo al público, éste asistirá a las corridas y ustedes podrán seguir cobrando los elevados emolumentos.
Así que “ojo al dato” como alguien dijo.